NOTAS PARA UNA DISCUSIÓN
Miguel Bazdresch
(con base en un texto compartido con Ana Cristina Pérez Fragoso,
1.
Muy pocos mexicanos estamos contentos con la convivencia social y con la convivencia escolar. Queremos un mundo de relaciones más amable, viable y satisfactorio.Las demandas sociales y las nuevas políticas educativas invitan a diseñar, proponer y vivir una convivencia mejor. Tales demandas en la escuela quieren decir: Formación de ciudadanía como ineludible. Promoción de prácticas democráticas y participación social en la vida cotidiana.
Muy pocos mexicanos estamos contentos con la convivencia social y con la convivencia escolar. Queremos un mundo de relaciones más amable, viable y satisfactorio.Las demandas sociales y las nuevas políticas educativas invitan a diseñar, proponer y vivir una convivencia mejor. Tales demandas en la escuela quieren decir: Formación de ciudadanía como ineludible. Promoción de prácticas democráticas y participación social en la vida cotidiana.
2.
Ante tal demanda el PROBLEMA está en la dificultad de querer formar ciudadanos para transformar la sociedad y la cultura en una escuela con maestros y maestras formados para reproducir la forma de visa social que heredamos del pasado y ya ya nos es satisfactoria. Es decir, queremos utilizar como palanca del cambio una institución establecida para mantener el funcionamiento socio cultural tradicional.
3.
Dicho de otra manera que la sociedad mantiene un imaginario de educación compartido y universal: Todas y todos queremos formar personas íntegras, críticas, creativas, buenas y felices. Imaginamos que la escuela es, per se, la institución que forma a las generaciones jóvenes para que sean personas de provecho en su sociedad, y siempre ha sido así. Y la política educativa de décadas atrás imagina que la profesionalización docente nos va a llevar a los resultados educativos deseados.
4.
Una investigación reciente de los imaginarios sociales de los profesores deja ver imaginarios de los docentes en reconstrucción en:
◦… las formas de interrelacionarse con los otros, ◦… el imaginario heredado, el definido como tradicional y su viabilidad actual,
◦… las significaciones compartidas del bien común, la participación, los derechos, la buena vida,
◦… la idea de su desprestigio social, que les duele y lo comprenden,
◦… incluirse como actores educadores responsables,
◦… re-significar la transformación de sus prácticas, para convertir a la escuela en transformadora de las personas y de la sociedad.
5.
Los y las docentes, en el proceso de reconstrucción del imaginario social demandado por la sociedad viven con un discurso que fragmenta su cotidianidad, su identidad y sus imaginarios. Tres ejemplos:
UN asunto es la vida laboral, la difícil y productiva, OTRO diferente sin contacto con el anterior es la vida personal donde se construye la felicidad.
UN asunto es la vocación, OTRO la profesión.
UNO es ser persona, OTRO ser profesor/a.
6.
Los profesores y las profesoras añoran el modelo de profesor/a tradicional, enaltecen la vocación, las autoridades, los logros (cobertura, años de escuela) de la educación pública, en tanto que la política de profesionalización del docente les exige participar en reformas y cambios que cuestionan sus prácticas, “dificultan” su trabajo, y pide re-valorar su quehacer,
Lo cual ha generado una situación en la cual los y las docentes no logran aún identificarse e imaginarse como ese profesional que la sociedad y las autoridades les solicitan.
Los profesores y las profesoras añoran el modelo de profesor/a tradicional, enaltecen la vocación, las autoridades, los logros (cobertura, años de escuela) de la educación pública, en tanto que la política de profesionalización del docente les exige participar en reformas y cambios que cuestionan sus prácticas, “dificultan” su trabajo, y pide re-valorar su quehacer,
Lo cual ha generado una situación en la cual los y las docentes no logran aún identificarse e imaginarse como ese profesional que la sociedad y las autoridades les solicitan.
7.
Así, estamos ante una necesidad, casi imperativa, de la configuración y construcción de un nuevo imaginario social de convivencia, escuela, educación, profesor y profesión docente, antes de considerar la capacidad transformadora de la escuela y de la educación, en cualquiera de sus modalidades y tipos.